Cerámica de alta temperatura

Una de las características de todas nuestras piezas es que son de alta temperatura, lo cual significa que los artículos son quemados sobre los 1,280 grados Celsius. Esta particularidad permite que nuestras vajillas sean aptas para food-service, cero absorciones de agua y bacterias y que cuenten con una alta resistencia al impacto. Pero además de eso, ¿sabes qué es la cerámica de alta temperatura y quiénes fueron los precursores de esta técnica?

También conocida como cerámica de gres o stoneware, los orígenes de la cerámica de alta temperatura datan del 1700 y 256 a. de C., en China, cuando las dinastías Shang y Zhou se encontraban en el poder. Las vasijas de ese entonces, a pesar de ser muy elementales, contaban con los rasgos particulares de la cerámica de alta temperatura: ser piezas compactas, impermeables, muy resistentes y resonantes. Poco a poco y gracias al intercambio comercial, la cerámica de alta temperatura fue adoptada en otros países, primero en Oriente y después en países de Europa, hasta que finalmente llegó al continente americano.

La llegada de cerámica de alta temperatura a México

De acuerdo con el gran maestro, Alberto Díaz de Cossío, la cerámica de alta temperatura llegó a México en la década de 1950 gracias a un grupo de ceramistas que buscaron la innovación de este oficio, desde la exploración de nuevas técnicas hasta el estudio de las materias primas. Entre ellos destacan Hugo Velásquez, Jorge Wilmont, Graziella Díaz de León y claramente, Alberto Díaz de Cossío.

Todos estos artistas se unieron y conformaron Cono 10 ceramistas, agrupación que fue pionera en el uso de la cerámica de alta temperatura en el país. Después de sus estudios en el extranjero, Velásquez, Díaz de León, Wilmont y Díaz de Cossío incorporaron y difundieron su conocimiento en talleres mexicanos, al mismo tiempo de que crearon obras en diferentes recintos de México.

La cerámica de alta temperatura a nuestros días

Gracias a las investigaciones y el legado de este grupo, sus descubrimientos fueron implementados por la industria de la cerámica. En Anfora poco a poco la técnica se puso en práctica y hoy por hoy todas las piezas son quemadas a más de 1,280 grados Celsius, lo cual permite que nuestros productos sean más resistentes, cuenten con mayor calidad y sean perfectos para aplicar logos, filos y barnices.